jueves, 23 de octubre de 2008

Resignación

Cuando te ví derramar lágrimas,
cual niño extraña a su madre,
cuando ví tocarte el pecho,
sentí que tu dolor me dolía...

Es algo que debemos asumir,
pero no pude evitar que mi alma
se destrozara junto con la tuya
al dar cuenta de lo riguroso
que ha sido el tiempo, tu tiempo,
que no ha querido pasar en vano...

Te abracé cual madre consuela a su hijo.
Contuve mis lágrimas, para no opacar
aun más el brillo de tus grises, profundos y perdidos luceros.

Si puediera regalarte un trocito de mi vida,
te la entregaría completa...
porque no mereces vivir esto,
porque no merecemos vivir esto...

Ver como tu chispa se va extinguiendo
algo de mí, se extingue con ella...
Soy tu sangre mi viejo,
quiero ser tu silencio y tu tiempo...

Cómo contengo en estas paredes indebles del alma
toda la angustia que me causa no poder hacer nada más por tí?

No Me Resigno...